Una flor. Sin duda alguna un girasol. Había tardado años en decidirse, pero sin pensarlo mucho se plantó allí. Ya hacía buen tiempo, una temperatura estupenda para andar por la calle al sol. La idea inicial era algo pequeño, pero como siempre ocurre con estas cosas, acaba evolucionando a algo mayor. Mucho más grande y mucho más bonito. Y ni siquiera se había dado cuenta del día que era, pero no había mejor forma de recibir a la primavera...
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