Todo comenzó ese día, un lunes, 4 de noviembre de 1946. Me hallaba curando a un soldado herido de bala, que por desgracia había perdido una pierna y deliraba, pobre mío, gritando que asaltaban el convento. En ese momento llegaron noticias de que el buque mercante “Tacoma” echaba anclas en la cuidad. ¡Cuán alboroto se formó entre las chicas! ¡Todas querían ir al muelle a ver bajar a sus pasajeros! Reconozco que a mí también me invadió la emoción de ver caras nuevas tras tanta desgracia. Y como muchachita que era, soñaba con, algún día, conocer un apuesto marinero que tocara a mi puerta cuando volviera del viaje. Que me escribiera cartas de amor y me enviara flores desde la otra punta del océano. Sueños de chica joven nada cuerda, tan poco como para elegir ser sanadora en estos tiempos de locura… Y llegó el día. El esperado día de la llegada del buque a la costa. Mis compañeras andaban alborotadas terminando el trabajo y conversando sobre el atuendo que se pondrían para ...
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Mostrando entradas de marzo, 2018
8 MARZO, DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER
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NO, hoy no quiero que me felicites. No quiero que me mires como a tu igual, HOY, por ser mujer en el día de la mujer. No quiero que el país se paralice por mis derechos un día en el año, cuando eso debería hacerse cada día. Es más, cuando esa diferencia ni siquiera debería existir. No quiero tener que decir que hoy estoy en huelga por ser mujer en el día de la mujer, que no voy a ir a trabajar ni que hoy no tenderé lavadoras, como cada día. Quiero ser libre todos los días del año. Quiero tener el mismo salario que tú desempeñando el mismo trabajo que tú, y en las mismas condiciones que tú, cosa que no es verdad porque, después de terminar mi jornada laboral, me queda la jornada de casa, que se me ha asignado sin preguntarme siquiera. Quiero poder ponerme la ropa que me dé la gana sin que tú, machista de mierda, interpretes que lo hago porque quiero tener algo contigo. Quiero poder irme a casa tranquila a las 6 de la mañana sin tener que preocuparme por si un coche se para en mitad del...
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Había una vez una princesa, que quería encontrar un esposo digno de ella, que la amase verdaderamente. Para lo cual puso una condición: elegiría marido entre todos los que fueran capaces de estar 365 días al lado del muro del palacio donde ella vivía, sin separarse ni un solo día. Se presentaron centenares, miles de pretendientes a la corona real. Pero claro al primer frío la mitad se fue, cuando empezaron los calores se fue la mitad de la otra mitad, cuando empezaron a gastarse los cojines y se terminó la comida, la mitad de la mitad de la mitad, también se fue. Habían empezado el primero de enero, cuando entró diciembre, empezaron de nuevo los fríos, y solamente quedó un joven.Todos los demás se habían ido, cansados, aburridos, pensando que ningún amor valía la pena. Solamente éste joven que había adorado a la princesa desde siempre, estaba allí, anclado en esa pared y ese muro, esperando pacientemente que pasaran los 365 días. La princesa que había despreciado a todos, cuando vi...