UN TESORO QUE VINO SIN ESPERARLO

¿Recuerdas la primera vez que viniste a verme? Que fui a recogerte a la estación de tren. Y al verme se te iluminó la cara y me diste un abrazo con vuelta enorme. Ese es uno de esos momentos que guardo como tesoros... y la bolsa de chocolates que me regalaste después.

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