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Mostrando entradas de marzo, 2016

PÍDEME UN "POR QUÉ"

Porque tuve miedo la primera vez que me sonreíste, y rápidamente aparté la mirada. Porque era una sonrisa tan radiante que me llenaba de ganas de tenerla cerca, y aun así, me daba miedo. Porque hay sonrisas que ya desde lejos te atrapan, sin darte la oportunidad de escapar a su luz. Y la tuya era una de ellas.  Porque recuerdo la primera vez que te miré a los ojos y sentí ese leve cosquilleo de libélulas queriendo despertar dentro de mí, y mi mente luchando por mantenerlas dormidas... Porque tu mirada revelaba todo aquello que tus labios aún no se habían atrevido a decir. Por todo lo que transmitía el suave tacto de tu mano al coger la mía, por tu desparpajo a la hora de hacerme reir y tus abrazos para quitarme el frío. Por esas ganas de volver a verte y los minutos interminables esperando tu llegada. Por ese "qué bonita eres joe" y el "buenas noches preciosa" que hacen que mi sonrisa se agrande a todo lo posible. Por las risas cuando estoy contigo, las histor...
Ya estamos en la edad de no pensar tanto las cosas. De tirar por la borda los sentimientos que no nos sirven para nada y quedarnos solo con aquellos que nos ayudan a vivir. De no andarnos tanto por las ramas y hacer lo que realmente nos saca una sonrisa. De mirar a los ojos y transmitir lo que no somos capaces de decir con palabras. De sentir.  Vivimos una época fría de sentimientos. La gente ya no se molesta en mirar el interior y mejorarlo, somos simplemente un físico. Un cuadro más o menos bonito. Frío, y decepcionante. No existe el amor, sino un mero conflicto de intereses. Es deprimente en lo que ha desembocado nuestra sociedad. Ahora está de moda el no enamorarse, el "no somos nada". El fingir que todo va bien cuando en realidad el mundo se viene a pedazos sobre esta triste existencia sin sentimientos. Porque si empezamos a sentir, seremos demasiado estúpidos. No se lleva lo de ser de una sola persona, somos del mundo. Y nos da miedo cerrarnos puertas. Hay personas...

A MI MANERA

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Háblame de caricias, de mares profundos y costas tardías. Háblame del sol, las nubes y el reflejo dorado que deja en tu mejilla. Háblame de estrellas y noches de luna llena. De acantilados y encuentros esperados. Háblame de ti. De tus sueños... Cuéntame qué se siente cuando te miran con ternura. De que color son las libélulas que revolotean en tu barriga. Y los millones de besos que no te atreves a dar. Háblame de tus miedos sabiendo que no voy a soltarte nunca. Entra sin llamar a mi espacio de historias perdidas jamás contadas y elige una. Ésa será, sin que tú lo sepas, el tesoro que guarde bajo mi almohada a partir de ahora.  Déjame quererte a mi manera, como nunca antes nadie lo ha hecho. Como si el mundo se acabara mañana y yo quisiera hacerlo todo hoy. Como el viento que sopla las olas formando un huracán descontrolado. Como si nunca pensara irme, pero desapareciendo después. Porque hay amores que duran algo menos que un beso, y besos que duran algo más que una vida. ...

FUE COSA DE BOB MARLEY

No me gustan las despedidas forzadas. Ni su continuación. Ese sentimiento de vacío que te acompaña por un tiempo por lo que dejas atrás. Esos momentos en que recuerdas la magia del primer encuentro. La timidez de la primera mirada y ese cosquilleo que te recorre el cuerpo. Esos minutos, u horas que le siguen, en los que piensas en su primer beso. Suave, como si fueras lo más maravilloso que le ha pasado en siglos. Y esa mirada que no pierde un detalle de tu sonrisa. Que cuando encuentra la tuya hace temblar el más minimo sensor de tu cuerpo. No me gustan las despedidas que acaban en un tierno beso, donde te quedas pensando en el proximo reencuentro. Donde anhelas que ese segundo no pase nunca y darías lo que fuera por no tener que irte. Esas despedidas en las que te das cuenta de que aquello que pensabas imposible puede no serlo. De que un poco de cariño es justo lo que necesitas para sanar heridas profundas. De que el simple hecho de unas palabras bonitas pueden hacerte suspirar du...

UN PENSAMIENTO FUGAZ

De vez en cuando le daba por llorar. Ella era así, cambiante. Bastaba con leer algunas líneas de amores tristes o imposibles un día nublado para que esa lagrimilla tonta saliera a pasear de nuevo. Quizás hay gente que no está destinada al amor. Quizás solo debía aceptarlo. A veces, de repente una mañana, se acordaba de él. Del conjunto de rarezas "diferentes" que tanto le gustaban. De su inconformismo y su talante. De sus ojos café y el insomnio que tantas veces le había provocado. Pero por encima de todo, de su mirada fija en ella. De esas imágenes que quedan grabadas sin dar opcion a borrarlas. A veces pensaba que fue una historia bonita. A veces que cruel. Pero siempre pensó que fue la historia que bloqueó su capacidad de dar amor. Hay palos tan crueles que nos cambian por completo, y ese fue el definitivo. A veces sentía lástima de ambos. De ver en qué se habían convertido. Como suele pasar en estos casos, en esos desconocidos que no se saludan al encontrarse por la c...