UN PENSAMIENTO FUGAZ
De vez en cuando le daba por llorar. Ella era así, cambiante. Bastaba con leer algunas líneas de amores tristes o imposibles un día nublado para que esa lagrimilla tonta saliera a pasear de nuevo. Quizás hay gente que no está destinada al amor. Quizás solo debía aceptarlo.
A veces, de repente una mañana, se acordaba de él. Del conjunto de rarezas "diferentes" que tanto le gustaban. De su inconformismo y su talante. De sus ojos café y el insomnio que tantas veces le había provocado. Pero por encima de todo, de su mirada fija en ella. De esas imágenes que quedan grabadas sin dar opcion a borrarlas.
A veces pensaba que fue una historia bonita. A veces que cruel. Pero siempre pensó que fue la historia que bloqueó su capacidad de dar amor. Hay palos tan crueles que nos cambian por completo, y ese fue el definitivo.
A veces sentía lástima de ambos. De ver en qué se habían convertido. Como suele pasar en estos casos, en esos desconocidos que no se saludan al encontrarse por la calle. Que aprovechan cualquier escusa para mirar a otro lado e intentar pasar desapercibidos. "Eran dos desconocidos con miles de recuerdos en común". Varias veces había reprimido el impulso de acercarse a él, preguntarle cómo le va. Presumiblemente bien dada su dura mirada, de modo que tantas veces lo dejó estar. Quizás algún día se saluden de nuevo. Quizás alguna vez, de casualidad, vuelvan a mirarse a los ojos. Quizás algún día pueda decirle que se acuerda de él, no queriendo volver, sino como un bonito recuerdo. Duro, pero a la vez brillante.
Porque ella era asi: cambiante.
A veces, de repente una mañana, se acordaba de él. Del conjunto de rarezas "diferentes" que tanto le gustaban. De su inconformismo y su talante. De sus ojos café y el insomnio que tantas veces le había provocado. Pero por encima de todo, de su mirada fija en ella. De esas imágenes que quedan grabadas sin dar opcion a borrarlas.
A veces pensaba que fue una historia bonita. A veces que cruel. Pero siempre pensó que fue la historia que bloqueó su capacidad de dar amor. Hay palos tan crueles que nos cambian por completo, y ese fue el definitivo.
A veces sentía lástima de ambos. De ver en qué se habían convertido. Como suele pasar en estos casos, en esos desconocidos que no se saludan al encontrarse por la calle. Que aprovechan cualquier escusa para mirar a otro lado e intentar pasar desapercibidos. "Eran dos desconocidos con miles de recuerdos en común". Varias veces había reprimido el impulso de acercarse a él, preguntarle cómo le va. Presumiblemente bien dada su dura mirada, de modo que tantas veces lo dejó estar. Quizás algún día se saluden de nuevo. Quizás alguna vez, de casualidad, vuelvan a mirarse a los ojos. Quizás algún día pueda decirle que se acuerda de él, no queriendo volver, sino como un bonito recuerdo. Duro, pero a la vez brillante.
Porque ella era asi: cambiante.
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