Esta navidad voy a hacerte el regalo más bonito que te han hecho nunca, y no es de esos regalos que cuestan dinero. Este obsequio vale mucho más: un precio que pagaré durante el resto de mi vida. Me ha costado mucho decidir dártelo, pero creo que ha llegado el momento. No se si estarás preparado, pero algo dentro de mí me dice que saldrás airoso de ello, más temprano que tarde.
Mi regalo se resume, sencillamente, en cuatro palabras: "Te libero de mí", te dejo libre.
Te libero de mí, de mi risa y de mi llanto. Te libero de mis llamadas y mis mensajes, de mis preocupaciones y mis locuras. Te libero de mis viajes, de mis días oscuros y mis hormonas alocadas. De mis noches pensando en ti, de mis lágrimas por tenerte lejos, de mis sueños, de mis ganas, de mis presiones por querer verte.
Ya no tendrás que ver más fotos mías, ni mi cara en las redes. Te ahorro el dolor de verme en fotos con chicos y la presión de hablarme de vez en cuando para no romper el contacto. Ya no hace falta que pongas una alarma para pensar en mí, eres libre. Como el viento y el mar, como tú.
Antes también quiero agradecerte los momentos, las charlas, las sonrisas, los viajes, la vida. Siempre supe que te quedaba grande, por eso hoy te absuelvo. Ya no más. Eso sí, cuando me necesites no puedes pensar en mi, es la única pega que tiene este regalo, pero es mínima. Ya no puedes imaginar mi cara ni marcar mi número. No puedes mirar mis fotos y acordarte de mí. Yo ya me voy, pero alguien mejor vendrá, alguien que merezca que te arriesgues y no se culpe cada día por no ser suficiente para ti.
No hace falta que te desee suerte, de sobra sé que todo te irá bien. Sé feliz, y disfruta la vida. Si algún día volvemos a vernos yo haré como que no te conozco, para así poder tener otra oportunidad. O quizás no, simplemente mire a otro lado y finja no verte. En cualquier caso, sonríe: Te libero de mi, y ese es el regalo más valioso que podría darte.
Ya no tendrás que ver más fotos mías, ni mi cara en las redes. Te ahorro el dolor de verme en fotos con chicos y la presión de hablarme de vez en cuando para no romper el contacto. Ya no hace falta que pongas una alarma para pensar en mí, eres libre. Como el viento y el mar, como tú.
Antes también quiero agradecerte los momentos, las charlas, las sonrisas, los viajes, la vida. Siempre supe que te quedaba grande, por eso hoy te absuelvo. Ya no más. Eso sí, cuando me necesites no puedes pensar en mi, es la única pega que tiene este regalo, pero es mínima. Ya no puedes imaginar mi cara ni marcar mi número. No puedes mirar mis fotos y acordarte de mí. Yo ya me voy, pero alguien mejor vendrá, alguien que merezca que te arriesgues y no se culpe cada día por no ser suficiente para ti.
No hace falta que te desee suerte, de sobra sé que todo te irá bien. Sé feliz, y disfruta la vida. Si algún día volvemos a vernos yo haré como que no te conozco, para así poder tener otra oportunidad. O quizás no, simplemente mire a otro lado y finja no verte. En cualquier caso, sonríe: Te libero de mi, y ese es el regalo más valioso que podría darte.
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