LA CHICA DEL GIRASOL EN LA PIERNA

¿Que significa una lágrima? ¿Que color usa? Siempre he pensado que las lágrimas son de colores, dependiendo de la persona y el motivo de su inundación. Las de felicidad son blancas, las de tristeza de un azul intenso, color mar profundo. La primera lágrima siempre será la calma que precede la tempestad, ese hilo de agua que alivia la presión que la impulsa fuera. Ese río de emociones que te hace más vulnerable aun de lo que ya eres. Si tenemos suerte, a veces solo se queda en esa lágrima. La justa para aliviar un poco de tensión y seguir adelante. Pero si tenemos más suerte aun, a esa primera gota de agua salada la acompaña un abrazo, el incentivo perfecto para abrir las compuertas y soltar todo el embalse de sentimientos que nos oprime. Y cuando empieza a vaciarse el embalse, más nos vale tener un poco de chocolate a mano, ese sí es un buen amigo: dulce y silencioso. Una lágrima azul solo pide cariño, escucha y ternura. Unos minutos de silencio para recomponerse y unos gramos de comp...

¿A qué sabe el olvido? ¿A rabia y canela? ¿A besos? ¿A nostralgia? Pero lo que es más importante: ¿sabemos decir adiós realmente? ¿Con todas sus letras y todas sus consecuencias? A veces no estamos preparados para dar ese paso, a veces el adiós es algo tan doloroso que nos paraliza y nos impide avanzar. Que nos absorve por lo que significa: dejar atras algo importante en nuestras vidas. Personas, momentos, sentimientos, sensaciones... Todo aquello que en un determinado momento nos dio la vida, ahora se va, y te preguntas ¿Donde irán? Todos esos recuerdos, los besos, las caricias, las risas, las conversaciones que duraban horas, las escenas que al cerrar los ojos se quedan plasmadas... ¿Desaparecen? ¿O irán a un lugar especial? Yo creo que no sabemos decir adiós, siempre nos quedamos con alguna pequeña muestra de que aquello que dejamos atrás existió realmente, que no fue una ilusión, pruebas como una canción, una foto imborrable, un lugar, unas palabras... No estamos preparados para d...

Esos días que nadie te entiende, ni siquiera tú misma. Que necesitas algo y no sabes qué. Que te falta algo y todo te sobra. Esos días raros que ni squiera eres tú. Esos días que estás triste y no encuentras el motivo. Que quieres estar sola pero no sentirte sola. Esos días tan raros son los más largos de nuestra vida. Los minutos se hacen eternos, y las horas caminan a paso de ratón, despacito y pausadamente. Esos días en los cuales la música que escuchas ni siquiera pertenece a tu época, que te refugias en canciones pasadas para hacerte un ovillo y no ver la vida, al menos por unos segundos. Esas canciones, en su mayoría, que hablan de amor y te devuelven a la nostalgia. Esos romances de película que vuelven aún mas gris este día... Esas ganas de meter la cabeza bajo la manta y no sacarla hasta la primavera, de viajar y no volver nunca, de mandar a tomar viento a mucha gente... Estos días raros en que no somos nostros mismos, y que solo necesitamos un abrazo enorme que nos recargue ...

Mírala. Abre tus grandes ojos y obsérvala detenidamente. Y dime que no te mueres por besarla. Dime que no has visto la luz de sus ojos, ni olido su perfume. Que no has pensado en ella en algún momento del día. Dime que es una chica corriente, sin nada especial. Que no llama tu atención. Mira su sonrisa y dime que no te hace sonreir a su vez. Que cuando la ves llegar no se te remueve nada por dentro. Dime que no está preciosa cuando te escucha y que no te has fijado en sus rizos alborotados. Siente la delicadeza con que su piel roza la tuya y observa su silueta. Y dime que no es la luz que estabas esperando que llenase tu vida. Dime que eres un cobarde y no la mereces, y que ella será razón para ser valiente... Porque no verás jamás otra chica igual.

Intensa, esa es la palabra que la define. Ella no puede hacer las cosas a medias, no. Ella las hace a lo grande, o no las hace. Ella sueña a lo grande o no sueña, ama a lo grande o no ama. Pobre necia, no sabe el daño que se hace a sí misma. Ella no entiende que si quiere solo un poquito, la cosa va más tranquila; no, ella tiene que ser un huracán que lo arrase todo. ¿Amar un poquito? Eso es cosa de cobardes: ella se entrega hasta el último poro. Si va a doler que duela bien, no a medias. Que loca puede estar a veces, no se le ocurre ni por un momento a esta niña pensar en las consecuencias, en el llanto de después, los días sin dormir, las largas madrugadas... No, ella prefiere vivir su amor intensamente, y sufrir después intensamente también. He de reconocer que la admiro, pues no todo el mundo es capaz de entregarse de esa forma. Ella puede decir que ha vivido a su manera, porque eso es lo que hace esta loca. Suicidarse en cada amor. Ella, tan dificil de definir con palabras, que r...

"Perdóname amor, pero soy tan necia, tan vulnerable, tan loca, tan soñada, que no he dejado de pensarte, de pensarte una y otra vez. Como movimiento involuntario, como necesidad. Y a pesar de quererte no te busco, no te lloro, no te río, no te canto ni te convenzo, pero vaya como te pienso, como te escribo, como te extraño, como te inhalo y te suspiro"

Cuenta la leyenda que hace muchos, muchos años, el mar no era salado. Que se empezó a salar con las lágrima de una joven de pelo negro y ojos castaños, hermosa como pocas, triste como ninguna. Enamorada y frágil. Que cada noche se asomaba a la orilla para verter su pena hasta el amanecer. Cuentan que la luna, al verla, brillaba más aún para consolarla. Que las nubes no osaban cubrirla, que ella lloraba sin consuelo... Cuenta la leyenda que los amores duelen desde la noche que ella tuvo que despedir a su amado. Que cuando él dejó de respirar ella se rompió por dentro. Que el crujir de su corazón se oyó en los cinco continentes, que aquellos brillantes ojos inertes mirándole no los olvidaría nunca... Cuenta la leyenda, que cuando ella suspira se detiene el tiempo, que los segundos no son capaces de danzar por su cuerpo, que la risa, temerosa, deja de hacer ruido. Cuentan que su sonrisa se fue apagando poco a poco, hasta no ser más que una cueva de noche... Cuentan que  sus man...

(Querido lector, dale play al vídeo de abajo, cierra los ojos un minuto, y comienza a leer. Hay momentos que son más bonitos con música.) Parecían tan grandes los amores pequeños, tan bonitas las noches de lluvia. Precían gigantes sus brazos cuando le rodeaba a la luz de la luna... Descolgó al cuarto tono de llamada: - ¿Si? - Noa, soy Pedro. Sé que no son horas pero no he podido evitar llamarte. - Hola Pedro, no tenía tu número guardado, soy un desastre. - A eso llamo. - No entiendo... - Nosotros, somos un puñetero desastre. Escúchame: estoy enamorado de ti, hasta las trancas. Como un gilipollas. - Pedro, no sé qué decir. - No tienes que decir nada, he sido yo el que ha llamado. Sé que estoy un poco borracho y estas son las llamadas que deben evitarse hacer, pero no quiero. Porque si no te digo esto ahora, no voy a ser capaz de decírtelo mañana. Y quiero decirte, además, que.. - Pedro, es mejor que hablemos de esto en otro momento, no creo que estés en condiciones...

Cuenta la leyenda que los días de lluvia hay una chica que escribe. Que esas gotas de lluvia están llenas de esperanzas. Que los besos robados son inolvidables. Cuenta la leyenda, y quizás no sea cierta, que un día me acordé de ti. De tus manos suaves y tus mejillas ardientes. Que si miras al cielo un día nublado sale el sol. También cuenta, pero yo creo que es mentira, que un día pensaste en mi. No quise preguntar si era cierto. Miedo quizás. Cuenta la leyenda que cuando besas unos labios estas perdido. Que corres el peligro de caer en las redes del deseo, y el calor de su tempestad. Que esa sensación inundará tus sentidos haciéndote volver de nuevo a por otro, y otro, hasta caer rendido. Que puedes enamorarte, pero eso no está permitido. Cuenta la leyenda que si miras a sus ojos cuando está triste puedes ver maravillas. Cuentan que puedes ver danzar su cabello entre las nubes, y su alma entre las rocas. Que su vestido vuela sin ser visto, y su sonrisa ilumina el mar... Cuenta ...

Revisando borradores apareció esto, que escribí hacía ya bastantes meses, si no recuerdo mal, sobre últimos de enero. Es una de estas cosas que al leerlas traen miles de imágenes a tu mente, y que, aunque pueda herir, no reúno el valor suficiente para borrarlo. Me recuerda una época en la que realmente estaba enamorada, un tiempo en el que pensaba que todo sería así y que no tendría un final. Es curioso cuando miramos hacia atrás y nada es como creímos... Aquí lo dejo, en homenaje a ese momento en que alguien ocupaba mi mente haciendome sentir mariposas: Me gusta sonreír cuando voy por la calle y pasa por mi lado un hombre que lleva tu mismo perfume. Porque me hace sentir que te tengo cerca, y porque mágicamente, me transporta a esos momentos inigualables que he vivido contigo. No puedo evitar reírme al recordar tu primer beso, tan lleno de nervios, tan tímido y rápido, pero a la vez tan dulce. Y me acuerdo de tu beso porque olía a tu perfume. Ese que tanto me gusta decirte que me...

Cuando tenemos cerca a una persona especial, siempre se nos pasa por la cabeza hacer un regalo bonito. Para que nos recuerden, para que nos sonrían. Pero en la mayoría de los casos nunca sabemos qué regalar. Casi nunca encontramos el regalo perfecto. Yo, después de mucho pensar, lo tengo claro. Regala momentos: un millón de sonrisas, tardes de conversación, escapadas alocadas, días en el campo, carcajadas y abrazos infinitos, palabras bonitas, besos amorosos, compañía, un oído amigo, unas manos que den calor... Puede parecer soñador, pero al fin y al cabo son estas cosas las que, al final del día, ocupan nuestra mente y nuestro corazón. Esa sonrisa que te sacan cuando más lo necesitas, cuando casi asoma una lagrimilla descarriada por tu mejilla; el calor de un abrazo en un día frío, ese beso con sabor a "te he echado de menos", el saber que tienes alguien a tu lado por si te desmoronas... No hay regalo más bonito que esos que nos salen del corazón. Y ten por seguro que ahí m...

Para amar a alguien no necesitas tenerlo. Es tan fácil como ver su sonrisa de vez en cuando, oir su voz entre la muchedumbre, soñar su aroma. Porque no todos los amores son posesivos, a veces solo se trata de continuar, de aceptar las decisiones del otro, de sonreir sin romperte. No es necesario tener que rozar su piel de nuevo para sentir su calor, ni tocar su pelo para sentir su suavidad. No necesito tocar su pecho para contar los latidos de su corazón acelerado al acercarme, ni mirarle para ver el color de sus ojos: ese café aún mantiene despiertos todos mis sentidos. Del mismo modo que todos esos placeres se encuentran, aún, guardados en mi memoria. No es necesario tener una persona a tu lado para que te haga sentir cosas. Muchas personas nos tocan a lo largo de la vida y ni siquiera nos damos cuenta. Y sin embargo, llega una que te despierta a la vida, que te enseña el azul del cielo y el negro de la noche. Que te cuenta que las estrellas no se apagan y que la luna no se acuest...