Fría, e insegura. Bastante fresca a veces, tímida las demás. Solitaria con miedo a la soledad. Inquieta por dentro, tranquila por fuera. Transparente. Enamoradiza y esquiva a la vez. Con mil miedos y quinientas preguntas. La chica de ojos tristes que siempre verás riendo. Esa que espera a alguien que no le tenga miedo a enamorarse, que disfrute todos los días que pasan como si fuera el último; alguien con quien compartir recuerdos de su infancia y con quien pueda burlarse de sus errores. Alguien que no le tema a entregarse por completo, que sepa que el amor duele y cuando llegue el momento dolerá, y que aun así quiera estar con ella. Que la conozca de pies a cabeza, que sepa de su miedo a los cambios, de sus pasatiempos, que recuerde la fecha de su primer beso y de la primera vez que se dijeron un “te quiero”. Que conozca todos los lunares de su cuerpo. Alguien con quien ir por cervezas y emborracharse de alcohol y caricias. Perseverante, con inquietudes. Una persona de la cual poder aprender. A la cual poder achuchar sin motivo aparente y besarlo en lugares públicos... No quiere un novio, ni un nuevo mejor amigo. Quiere un compañero de vida que esté con ella los dias de sol, y cuando el barco, en plena travesía, se hunda.

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