A veces hay que despedirse. Derramar esa última lágrima que mantenemos dentro a capa y espada, y dejarla salir. Es lo más sano para nuestra alma. Porque a veces, lo que nos duele no es que nos hayan dejado (otra vez) sino el habernos sentido utilizados, engañados. A veces el dolor encierra impotencia y rabia, por haber entregado todo sin recibir a cambio. Por haber sido la mejor versión de nosotros mismos sin que hayan sabido apreciarlo. Por habernos quedado con la sensación de que han cogido nuestro corazón y lo han lanzado a un precipicio.
A veces necesitamos levantarnos un día y decir basta. Basta de estar tristes por idiotas, de sufrir por quien no nos merece, de mirar atrás. Basta de bañarnos en nuestro propio dolor. Dejamos salir esta última lágrima solitaria que tantas ganas tenía de ser libre, y respiramos.
Todo pasa, todo llega. Querida amiga, el mundo está lleno de chicos deseando hacerte feliz, sólo tienes que mirar hacia delante y abrir los ojos (y mejores que él son cualquiera).
Déjate querer. Ahora es el momento.

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL GIRASOL EN EL LENGUAJE DE LAS FLORES

RESUMEN 2017

UNA SEMANA MÁS PARA QUERERTE