No todo lo puede. Siempre nos han enseñado que hay que luchar por amor hasta el último aliento, y no. A veces también deberían enseñarnos a dejar ir, por amor. Porque siempre pensamos en una última vez, por si acaso, y no. La última vez fue la anterior. Tesoro, recoge tus lágrimas y deja de asomarte a esa ventana que solo proyecta cristales. No hay nada que buscar ahí. Respira... y déjalo ir. No es tu hogar, aunque un día pensamos que sí. Mandar a la mierda sienta muy bien. Y quiérete.
Entradas
Mostrando entradas de mayo, 2018
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
Hay cosas que, por fortuna, él nunca sabrá. Nunca tuve el valor de decírselas, pero tampoco creo que le gustase saberlas. Nunca sabrá que desde que lo conocí no ha habido un solo día que no haya pensado en él. Que cada vez que escucho su voz mi estómago da un vuelco, y las libélulas que habitan en mi estómago se agitan alborotadas a la vez que mi corazón se acelera para, poco después, latir suave y sereno. Tiene el mágico poder de calmarme, aunque eso no llegue a sospecharlo nunca. No sabrá que mi cuerpo tiembla cada vez que me escribe, y que los minutos escuchando su voz se convierten en milésimas de segundo que no quiero que acaben nunca. Que tiene el poder de sacarme una sonrisa aunque haya tenido el peor día de mi vida: con una simple palabra es capaz de arreglarlo todo. Que me encanta mirar su foto cada noche antes de dormirme. Y aunque él no lo sepa nunca, es mi momento favorito del día. Poder contemplar detenidamente sus ojos, su mirada que me atrapa y me hace soñar. Pod...
MICROCUENTO VI
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
Sé que mi única salida es olvidarme de esos ojos. De cómo me mira y el mundo a mi alrededor desaparece. Sé que la única escapatoria posible es olvidar sus manos. Dejar de soñar sus caricias. Sé que debo dejar de recordar sus labios y la calidez de sus besos. Que debo prescindir de todo él. Y de su ternura. Y sé que todo esto es imposible. Porque cuando encuentras esa mirada que paraliza todo, lo demás deja de importar. Porque en el mundo existen tantas personas que coincidir con una ya es un milagro; y si, además, descubres que es perfecta para ti con todos sus defectos y virtudes, siento decirte, amigo mío, que ya estás perdido. Que por más que intentes, digas o hagas, no encontrarás una persona igual nunca más. Ni siquiera parecida. Cuando encuentras a tu persona perfecta ya no hay nada que pueda igualarla: esa es la magia. Y magia es lo que provoca en mí cada vez que me mira...
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
A veces, a estas alturas de la vida, entre noches de insomnio y tardes de cafés, le daba por pensar. Volvía al bucle insano de pensar demasiado. De dar demasiadas vueltas a la vida. Volvía a estar triste. ¿Qué le pasaba a la pequeña princesa? Había abandonado la garra que la caracterizaba. Estaba a la deriva, vulnerable. Había perdido la guerra contra sí misma. Aquella en la que se juraba que nunca más volvería a llorar por idiotas. Porque por hombres nunca había llorado, pero por idiotas, mucho. Y volvía a mirar al techo buscando el error. Su error. La respuesta a aquello que hacía mal para que nadie apostase por ella. Sabía que era feliz así, sola, pero de vez en cuando también añoraba un hombro en el que apoyarse para ver una película un domingo cualquiera. De vez en cuando también es agradable escuchar un "te quiero" antes de dormir. Porque algunos días necesitamos que alguien más luche contra nuestros monstruos... Se preguntaba qué se sentiría al llegar a casa y encon...