MICROCUENTO III
Como cada noche, tras una ducha después de un largo día y un rato de apacible lectura, apaga las luces de la habitación para enfrentarse a la realidad. Para mirar a la oscuridad del techo con mil preguntas. Para pensar en lo mucho que le gustaría poder dormir en el pecho de un hombre. Sabe que es el mejor sitio para soñar, es por ello que espera (como si de un milagro se tratase) encontrar un alma que la haga vibrar. Que la saque de las tinieblas en que se convierte su cama cuando llega la hora de dormir y el sueño no le acompaña. Y aunque sabe que "esperar no es la mejor forma de ser libre", alguna ilusión debe alimentar para levantarse cada mañana...
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