BIENVENIDO...
Bienvenido a mis ruinas, por favor ten cuidado y no tropieces con los escombros de mí corazón roto y con estas líneas que son para ti. ¿Sabes? Me sorprende que hayas encontrado un camino hacia mí… Siempre pensé que estas letras quedarían entre ellas y yo.
Perdona por la lluvia, ya sé que no para de llover, pero es cosa del mal de amores. Estas tormentas arrasan al pasar pero duran lo preciso. Ten cuidado y no metas lo pies en los charcos y te hundas en mi tristeza, y luego no encuentres como salir de aquí. Necesito que tú recuerdes el camino, pues mi esperanza está en ti. Yo ya olvidé como se salía de este agujero.
Antes siempre tuve compañía en mi soledad, pájaros que vivían en mi cabeza y se alimentaban de los poemas que escribía de amor…, pero hace ya tiempo decidieron emigrar hacia lugares donde el sol calienta su plumaje. Se dieron cuenta de que el amor no alimenta, que no existe. Que es sólo una invención de los mortales para mantenernos ocupados en sueños y vanidades. Esos pájaros me recordaban a ti.
Ahora que tengo tiempo quiero enseñarte mi rincón favorito de estas ruinas… mira ahí, entre aquellas dos paredes, ese pequeño huequito sin amueblar de la estancia. Con un pequeño cojín y una manta para paliar el frío. Ese es mi rincón favorito, allí aun queda esperanza, allí me siento y pienso que algún día todo esto pasará y no será más que un mal recuerdo.
Porque si algo he aprendido es que nada es para siempre…
Ni siquiera la tristeza...
Perdona por la lluvia, ya sé que no para de llover, pero es cosa del mal de amores. Estas tormentas arrasan al pasar pero duran lo preciso. Ten cuidado y no metas lo pies en los charcos y te hundas en mi tristeza, y luego no encuentres como salir de aquí. Necesito que tú recuerdes el camino, pues mi esperanza está en ti. Yo ya olvidé como se salía de este agujero.
Antes siempre tuve compañía en mi soledad, pájaros que vivían en mi cabeza y se alimentaban de los poemas que escribía de amor…, pero hace ya tiempo decidieron emigrar hacia lugares donde el sol calienta su plumaje. Se dieron cuenta de que el amor no alimenta, que no existe. Que es sólo una invención de los mortales para mantenernos ocupados en sueños y vanidades. Esos pájaros me recordaban a ti.
Ahora que tengo tiempo quiero enseñarte mi rincón favorito de estas ruinas… mira ahí, entre aquellas dos paredes, ese pequeño huequito sin amueblar de la estancia. Con un pequeño cojín y una manta para paliar el frío. Ese es mi rincón favorito, allí aun queda esperanza, allí me siento y pienso que algún día todo esto pasará y no será más que un mal recuerdo.
Porque si algo he aprendido es que nada es para siempre…
Ni siquiera la tristeza...
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