Hoy, que tan a flor de piel tengo las sensaciones, que mi estómago ha cogido huelga y a mi cabeza ya no le caben más conceptos, voy a dejar salir aquello que nunca te dije. Por miedo, por vergüenza, por cobardía quizás. Voy a decirte que muchas noches he soñado contigo. Que he pensado en ti varios miles de veces al día, y he sonreído. Que algunas de tus palabras no salen de mi cabeza. Que pensar en tus brazos me reconforta...
Voy a decirte que me da miedo enamorarme. Que ya he asumido que el amor no está hecho para mi, y tu presencia trastoca mis planes. Que cada vez que veo una sonrisa me recuerda a la tuya, y que la mariposa azul que revolotea por mi habitación no se cansa de hacerme compañía...
Voy a decirte que los atardeceres tiene otro significado desde ese día. Que las calles son infinitas bajo mis pies, y que cuando veo una farola encenderse, es casi verano otra vez.
Voy a decirte que ojalá algún día te acuerdes de mi, y sonrías. Y me escribas, cuando menos me lo espere.
Y un millón de cosas más que no tiene sentido contar. Y que te digo todo esto porque, por fortuna, sé que no lo leerás nunca...
Voy a decirte que los atardeceres tiene otro significado desde ese día. Que las calles son infinitas bajo mis pies, y que cuando veo una farola encenderse, es casi verano otra vez.
Voy a decirte que ojalá algún día te acuerdes de mi, y sonrías. Y me escribas, cuando menos me lo espere.
Y un millón de cosas más que no tiene sentido contar. Y que te digo todo esto porque, por fortuna, sé que no lo leerás nunca...
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