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Mostrando entradas de octubre, 2017

"PEPO, EL CORAZÓN NO DUELE"

Recuerdo cuando, de pequeña, tras un día agotador de no parar quieta, le decía a mi abuela que "me dolía el corazón". Era un dolor que me apretaba a la altura del pecho, y que me hacía frenar en mi actividad, de ahí mi preocupación. Ella me miraba con cara de abuela buena y me decía: "Pepo, el corazón no duele. Tiene que ser otra cosa." Siempre me llamaba "Pepo", derivado de pepona, pero esa palabra quedaba demasiado grande para un fideillo revoltoso de pelo rizado que yo era, quedándose por lo tanto en "Pepo". Y yo, por la noche, me ponía a pensar mucho hasta que me vencía el sueño. Pensaba y pensaba y pensaba, y cada noche llegaba a una conclusión distinta que trasladaba a mi abuela nada más levantarme: "Abuela, ya se por qué me duele el corazón. Anoche ya me dí cuenta. Es por que echo de menos a mis papis. ¿A que sí?" Y mi abuela, con su infinita paciencia, volvía a decirme lo mismo: "Pepo, el corazón no duele, y menos siendo t...
¿La mejor fotografía? Sin duda su imagen. Ese recuerdo efímero y a la vez permanente que aparece cada vez que cierro los ojos. Su mirada cálida y su sonrisa pícara. Ese es el mejor paisaje que se puede imaginar.  Perderse en el bosque de su pelo o navegar en sus ojos. Y aun cuando despiertas sigue ahí. Esa es la magia...

MICROCUENTO V - 2a PARTE

No me lo podía creer. Conociéndola como la conozco, si hubiera sido otra persona quién decía aquello le hubiera dicho que estaba loca. Solo pude creérmelo al ver su rostro anegado en lágrimas, diciéndome que se rendía. No podía dejar de mirar esa expresión de derrota: esos ojos tristes a punto de desbordarse, la mirada perdida, y los hombros caídos por el peso de tan grandes palabras. Nunca se hubiera planteado ni siquiera pensar aquello, pero hasta el corazón más enamorado se cansa de recibir escusas. En ese momento pensé que nuestra princesita había madurado mucho con los daños, más de lo que yo creía, porque cuando le pregunté simplemente el por qué, me respondió: "no se puede ser cielo para quién no quiere volar". Y me dejó sin palabras.  Aquella chica dicharachera que siempre tenía una sonrisa en la boca, que luchaba lo imposible por aquello en lo que creía, que aunque no sirviera para nada lo intentaba; se estaba dando por vencida. Y le resbaló una lágrima, continua...

MICROCUENTO V

Era una bonita tarde de otoño. Con un precioso cielo despejado y una temperatura cálida que llamaba a salir a la calle. Era un primeros de octubre, la época en la cual las hojas de los arboles comenzaban a amarillear y las tardes se hacían día a día más cortas. Con un vaquero agujereado, su camiseta negra favorita y sus inseparables zapatillas salió a ver el atardecer. No veía ninguno desde aquellos días en la playa que ahora parecían tan lejanos. El otoño tiene algo que nos vuelve melancólicos... Cogió su mochila y salió de casa con la cabeza absorta en un millón de cosas. Quizás era una tonta, pero no pedía evitar acordarse de él a cada rato. De sus ojos almendrados y sus cálidos labios. De sus palabras que tanto le taladraban la mente. De las dudas infinitas, y las no dudas. ¿Qué era lo que había que pensar? Si ella estaba dispuesta a todo. ¿Cómo se pueden ignorar los gritos de un corazón? ¿Cómo se hace para evitar sentir que duele? El problema era suyo, y lo sabía. Ella no podía...