MICROCUENTO V
Era una bonita tarde de otoño. Con un precioso cielo despejado y una temperatura cálida que llamaba a salir a la calle. Era un primeros de octubre, la época en la cual las hojas de los arboles comenzaban a amarillear y las tardes se hacían día a día más cortas. Con un vaquero agujereado, su camiseta negra favorita y sus inseparables zapatillas salió a ver el atardecer. No veía ninguno desde aquellos días en la playa que ahora parecían tan lejanos. El otoño tiene algo que nos vuelve melancólicos...
Cogió su mochila y salió de casa con la cabeza absorta en un millón de cosas. Quizás era una tonta, pero no pedía evitar acordarse de él a cada rato. De sus ojos almendrados y sus cálidos labios. De sus palabras que tanto le taladraban la mente. De las dudas infinitas, y las no dudas. ¿Qué era lo que había que pensar? Si ella estaba dispuesta a todo. ¿Cómo se pueden ignorar los gritos de un corazón? ¿Cómo se hace para evitar sentir que duele? El problema era suyo, y lo sabía. Ella no podía ni imaginarse por un segundo el "no intentarlo". ¿Y quedarse siempre con la duda? ¿Cómo es capaz de hacerlo la gente? Ella era una puta loca a la que no le importaba tirarse al vacío las veces que hiciera falta si su corazón se lo decía. Y ahora le estaba gritando que era ÉL. EL CHICO con letreros luminosos. El que siempre pensó que no existía, y lo tenía delante. El único que quería ver cuando se despertara cada mañana, y con el único que le salía picarse y echarle genio. Antes nunca se lo hubiera planteado. Pero, ¿ahora qué? No puedes obligar a alguien que se tire a un abismo sólo porque tú estás dispuesta nena. Ni debes, porque si se lo pides no sabrás nunca si realmente lo haría por él mismo. ¿Cuál era entonces la solución? ¿Hacer como que no pasa nada? ¿Hacer como que no escucha lo que realmente siente? ¿Dejarlo estar e intentar olvidar un "algo más"?
Yo, conociéndola como la conozco, sé que mientras tenga un mínimo rayito de esperanza va a saltar al vacío...
Porque ella es de las chicas que cuando debe frenar, acelera.
Y ahora, para colmo de males, estaba enamorada. Como nunca, y hasta las trancas.
Hay que joderse.
Yo, conociéndola como la conozco, sé que mientras tenga un mínimo rayito de esperanza va a saltar al vacío...
Porque ella es de las chicas que cuando debe frenar, acelera.
Y ahora, para colmo de males, estaba enamorada. Como nunca, y hasta las trancas.
Hay que joderse.
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