¿La mejor fotografía? Sin duda su imagen. Ese recuerdo efímero y a la vez permanente que aparece cada vez que cierro los ojos. Su mirada cálida y su sonrisa pícara. Ese es el mejor paisaje que se puede imaginar.
Perderse en el bosque de su pelo o navegar en sus ojos. Y aun cuando despiertas sigue ahí. Esa es la magia...
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