Y me acosté, con los ojos como platos y ni pizca de sueño. Quería decirle tantas cosas que no podía. Quería decirle que estaba enamorada de él, y que estaba dispuesta a mover cielo y tierra por ver su sonrisa cada día. Que era la única persona que quería tener a mi lado el resto de los días. Que quería viajar con él a París, Verona, Galicia, o a la cocina. Que no me imaginaba una vida sin él. Que quería ver sus ojos antes de dormirme cada noche, y abrazarlo cuando estuviera agobiado. Que quería sentir su piel cerca cuando tuviera un día malo...
Quería decirle tantas cosas que sentía, pero sabía que no debía pronunciar en voz alta. Porque hoy en día el amor ya no existe, y todo lo que sea un poco complicado lo quitamos de nuestro camino...
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