AROMAS

Es increíble lo que un olor te puede transmitir, de repente te traslada a un momento y sientes que lo vives otra vez... Un olor tiene una historia hablando sola. Como cuando te sumerges en un cálido abrazo e inspiras su aroma: ese momento único que revives cada vez que te cruzas en la calle con ese mismo olor. Esa forma de cerrar los ojos para disfrutarlo de nuevo. O como la primera vez que hueles su colonia, ese dulce elixir que te acompaña cada vez que piensas en él. Podrá cambiar el mundo, perderse, pero ese aroma y todo lo que te hace sentir, seguirán vivos en tí. O como la primera vez que pruebas un vino en un restaurante solitario, ese momento en que cierras los ojos y piensas que estás en el lugar indicado, con la persona indicada, quizás.

Pocas cosas transmiten tanto como un aroma. Sin decir nada lo dicen todo. Olor a tabaco, a espuma de afeitar, a flores... Es el único de los sentidos que nos da una visión completa de todo. Prueba a oler esa colonia de hombre que tanto te gusta con los ojos cerrados: estarás viendo su sonrisa, su camisa de cuadros, sus vaqueros desgastados y sus zapatillas, su pelo revuelto, su mirada tentadora... y sentirás la calidez de sus manos, esas que te acarician y te hacen sentir segura para siempre, ese tacto suave que te roza y te saca una sonrisa cuyo efecto dura horas... sentirás el calor de su pecho, el latir de su corazón acompasado con el tuyo, los nervios de tenerte cerca... sentirás el dulzor de sus labios, y el mundo de colores que pintan al besarte. Ese beso que te hace levantar los pies del suelo para no soltarlo nunca... Sentirás de nuevo las mariposas volar en tu estómago y el sudor de tus manos, su voz transparente al decirte que tenia muchas ganas de verte...

Algo tan simple como un aroma puede ponernos frente a esa persona para sentirla de nuevo, una vez más.