UN TREN MÁS, QUIZÁS

Empieza a anochecer en la calle y se encienden las primeras farolas. Justo cuando comenzaba a sentir esas ganas inmensas de verte. Solo imaginarme tu pelo alborotado hacía que mis manos sudaran, impidiendome escribir. Y es que si sabía que venías a verme a las nueve, desde las siete yo ya era feliz. Feliz de poder pasar las horas a tu lado; de poder mirarte, de sentir tus manos. Y es que no había nada como tener un fin de semana libre para poder venir a verte. Y todos los trenes del mundo me faltaban si era para estar contigo. La magia que tiene un corazón enamorado no es comparable con nada de este mundo. Mueve montañas y seca mares, pesca gaviotas y caza corales. ¿Qué tendrá esa magia que nos hace no ser dueños de nosotros mismos?

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL GIRASOL EN EL LENGUAJE DE LAS FLORES

RESUMEN 2017

UNA SEMANA MÁS PARA QUERERTE