A TÍ, PEQUEÑO LECTOR
Siempre habrá el tipo de gente que no te entienda nunca. Las personas que no conciban que vivas a través de la poesía. Que no les entre en la cabeza que el mundo es un poema movido por versos. Que no se atrevan a imaginar que detrás de tu bonita sonrisa hay un millón de palabras deseando darse la mano para formar un soneto distinto. Siempre, eso nunca lo dudes, estará la gente que desprecie lo que haces, que se burle y argumente que son todo patochadas. Créelos, ellos son quienes tienen la llave de la vida, no tienes más que verlos. Muchos de ellos pensarán que la "limerencia" es un tipo de mantequilla.
Cada cual tiene algo que lo mueve a seguir adelante, un impulso, un sueño, un día de la semana, un bote de nutella, o por qué no, una rosa. A mí, me mueven las palabras: esa manera de salir corriendo por papel y lápiz cuando de repente a tu cabeza le da por formar hilos, el tener siempre abierta una hoja de word, un bloc de notas en el bolso... Porque las cosas bonitas no salen cuando quieres, sino cuando llegan. Y pueden llegar una tarde de lluvia o una madrugada de desvelo, una mañana de limpieza semanal, una tarde gris, un día de viaje... lo que sí he comprobado es que, las cosas más hermosas suceden en los extremos: cuando estás realmente triste, o cuando, efímeramente, te sientes enamorada.
Para escribir hay que estar loco y admirar a los cuerdos. Hay que saber ir a contracorriente y aceptar críticas y plagios. Hay que mirarse al espejo y sonreir, puesto que, con unas simples palabras, te estás haciendo inmarcesible ante el mundo. Tú te irás, pero todos tus escritos seguirán por ahí y, quién sabe, quizás en otra era, a alguien le gusten y resurjas de nuevo.
No tengas miedo de escribirle al mundo, en alguna parte, habrá alguien esperando leerte. Y eso es muy reconfortante.
Por ello, quiero darte las gracias a tí, pequeño lector, por haber dado una oportunidad a estos girasoles que crecen día a día.
Comentarios
Publicar un comentario