No hay nada como las noches de lluvia con un libro, una manta y una linterna. La oscuridad que nos muestra el infinito en una tonalidad. La tranquilidad de saber que nadie te espera y tienes todo el tiempo del mundo para disfrutar de las letras. Esa noche que recuerdas aquel impresionante paisaje del lago alumbrado por la luz de la luna, donde el único ruido existente provenía del agua y su respiración. Ese fabuloso cielo estrellado que te dejaba sin aliento por su belleza, y la pureza de la noche cayendo sobre ti. Sus ojos brillantes por el resplandor del paisaje, y la calma en su figura. Ese instante en que cierras los ojos y sientes tu alrededor, y piensas que, a veces, la magia existe.

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL GIRASOL EN EL LENGUAJE DE LAS FLORES

RESUMEN 2017

UNA SEMANA MÁS PARA QUERERTE