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RESUMEN 2018

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Este año voy un poco tarde, pero nunca es tarde si la dicha es buena. Este año no ha sido uno de los mejores, pero tampoco de los peores. Sigo teniendo a mi lado a la gente que quiero, y con eso me doy por satisfecha. He aguantado más de lo que debería, y me he arrastrado por personas que no lo merecían. Me he disfrazados muchos y eso me apasiona. He viajado menos de lo que me gustaría, pero sigo teniéndolo pendiente. He hecho muchos nuevos amigos y he puesto en la cuerda floja a aquellos que ya no me aportan nada significante. Aun así, ha sido un año memorable, y quiero darte las gracias por haber formado parte de él. Para el próximo año espero poder escribir un poco más, y quererme más a mí misma, eso por encima de todo.  Por eso, feliz año nuevo a todos, espero que todos vuestros deseos se cumplan!! Nos vemos el año que viene, y muchisimas gracias por aparecer por aquí de vez en cuando! <3  
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Esta navidad voy a hacerte el regalo más bonito que te han hecho nunca, y no es de esos regalos que cuestan dinero. Este obsequio vale mucho más: un precio que pagaré durante el resto de mi vida. Me ha costado mucho decidir dártelo, pero creo que ha llegado el momento. No se si estarás preparado, pero algo dentro de mí me dice que saldrás airoso de ello, más temprano que tarde. Mi regalo se resume, sencillamente, en cuatro palabras: "Te libero de mí", te dejo libre. Te libero de mí, de mi risa y de mi llanto. Te libero de mis llamadas y mis mensajes, de mis preocupaciones y mis locuras. Te libero de mis viajes, de mis días oscuros y mis hormonas alocadas. De mis noches pensando en ti, de mis lágrimas por tenerte lejos, de mis sueños, de mis ganas, de mis presiones por querer verte. Ya no tendrás que ver más fotos mías, ni mi cara en las redes. Te ahorro el dolor de verme en fotos con chicos y la presión de hablarme de vez en cuando para no romper el contacto. Ya no hace...
    Ha pasado casi un mes y aún no consigo quitarme esa mirada de la mente. La veo cada vez que cierro los ojos, esté donde esté. Y es extraño, porque no era acogedora. Tiene unos ojos que quieren contar mucho y, a la vez, callar otro tanto. Brillantes, y solitarios, que cada vez que me miraban yo intentaba adivinar lo que se escondía tras el muro opaco que ponía en ellos, pero no lo conseguía. Esos ojos oscuros mostraban, aquella noche, añoranza, valentía, cansancio, resignación, impotencia, pasión, dolor. Y eso fue lo que más llamó mi atención: reflejaban dolor, pero no propio, sino un dolor extremo observado del que les estaba costando reponerse, y, tras todo esto, estaba el muro que encerraba todo lo que no permitía enseñar, pero que se adivinaba de magnitudes extraordinarias.     Es alto, mucho más que yo, de pelo castaño y con barba espesa, enmarañada y no tan suave como me esperaba. Y su pose, estudiada al milímetro, era dura e imponente. Sus mano...
Voy a contarte un secreto: ... ya no me duermo pensando en ti. Y aunque nunca creyera esto posible, hoy te digo esto sonriendo: ya no pienso tanto en ti. Me ha costado mucho ¿sabes? He(mos) ido alimentando una esperanza vacía que finalmente se ha dado la vuelta y ha dado la cara. Y menos mal, porque podría haber seguido así durante años, esperándote. Esperando a alguien que no me quiere, que nunca me ha querido.  Mentiría si te dijera que no he sentido nada, yo sí llegué a enamorarme de ti. Hasta hace un mes me dormía y me levantaba pensando en ti, mirando tus fotografías, deseando hablarte. Sintiendo que eras la persona con la que quería pasar el resto de mi vida, la única por la que había cambiado de opinión respecto a los niños. La persona con la que me veía cada día siendo feliz. ¿Qué iban a importarme a mí unos kilómetros con tal de verte unos minutos tan solo? Hubiese sido capaz de cualquier cosa. Y que ingenua era. Nunca se me ocurrió preguntarte a ti, supongo que era el ...
Todos los poetas hablan de la valentía del amante que se aleja de su amor por un bien propio. Pero ninguno habla del vacío que se queda en el alma, de las noches oscuras. De los despertares sin ilusión, de los días sin cambio. Del dolor del corazón que impide dormir... Ninguno habla de las horas perdidas pensando en quien se ha dejado atrás. De los recuerdos que atormentan las horas de conducción.  Si, hay que ser muy valiente para irse, pero también para sobrevivir. Porque hay amores de los que uno no sale vivo... solo sobrevive.           Amor, ojalá algún día dejes de doler.
Mañana echaremos en falta lo que hoy tenemos de más. Y no hablo de cosas materiales, sino de personas, de cariño, de tiempo invertido. Hoy apenas valoramos el esfuerzo que hacen otras personas en dedicarnos tiempo, en preocuparse por nosotros, pero será en un tiempo, cuando ya no lo tengamos, cuando nos acordemos de ello y lo echemos en falta. Yo estoy aprendiendo a vivir sin ti, aunque nunca lo creyera posible. Con cada llamada no respondida, con cada mensaje no contestado, con la indiferencia de cada día. Mil veces he pensado en reclamar tu atención, en volver a llamarte una y otra vez, y novecientas noventa y nueve veces me he dicho a mí misma que no merece la pena. Quien te quiere en su vida te da un lugar, no te hace pelear por él. Poco a poco, con cada gesto, estoy mas lejos de ti. Como si hubiera un abismo entre nosotros. Un abismo que duele, pero que siendo egoísta, como eres tú, quizás sea lo mejor para mí. ¿De que me sirve tener a alguien a quien no le importo salv...
Sí, lo sé. Soy un puto desastre. Pero un desastre bonito. Me paso el día viajando en un coche de un trabajo a otro. No tengo tiempo de ver a mis amigos, y apenas unos minutos para charlar por teléfono. Acabo el día con un millón de whatsApp sin leer, que luego doy por leídos y no me entero de nada.  A veces me da por llorar, mucho. De la presión, de los agobios, del no tener tiempo. ¿A quién se lo cuento? Ya a nadie. Supongo que volver a ser la que era antes tendrá sus ventajas. La parte buena de no contar tus cosas es que puedes hacer como que no te pasa nada y nadie se enterará. La parte mala... bueno, se soluciona siempre con agua salada.  Ya he decidido dejar de preocuparme por quien no se preocupa por mí. He decidido dejar de estar encima de la gente que ni siquiera me pregunta cómo estoy. A veces una también se cansa de dar sin recibir. El corazón necesita recargar amor para poder seguir dándolo. Vuelvo a ser como el viento que va de aquí para allá. Sin más, sin...
No todo lo puede.  Siempre nos han enseñado que hay que luchar por amor hasta el último aliento, y no. A veces también deberían enseñarnos a dejar ir, por amor. Porque siempre pensamos en una última vez, por si acaso, y no. La última vez fue la anterior.  Tesoro, recoge tus lágrimas y deja de asomarte a esa ventana que solo proyecta cristales. No hay nada que buscar ahí. Respira... y déjalo ir. No es tu hogar, aunque un día pensamos que sí.  Mandar a la mierda sienta muy bien. Y quiérete.
Hay cosas que, por fortuna, él nunca sabrá. Nunca tuve el valor de decírselas, pero tampoco creo que le gustase saberlas. Nunca sabrá que desde que lo conocí no ha habido un solo día que no haya pensado en él. Que cada vez que escucho su voz mi estómago da un vuelco, y las libélulas que habitan en mi estómago se agitan alborotadas a la vez que mi corazón se acelera para, poco después, latir suave y sereno. Tiene el mágico poder de calmarme, aunque eso no llegue a sospecharlo nunca.  No sabrá que mi cuerpo tiembla cada vez que me escribe, y que los minutos escuchando su voz se convierten en milésimas de segundo que no quiero que acaben nunca. Que tiene el poder de sacarme una sonrisa aunque haya tenido el peor día de mi vida: con una simple palabra es capaz de arreglarlo todo. Que me encanta mirar su foto cada noche antes de dormirme. Y aunque él no lo sepa nunca, es mi momento favorito del día. Poder contemplar detenidamente sus ojos, su mirada que me atrapa y me hace soñar. Pod...

MICROCUENTO VI

Sé que mi única salida es olvidarme de esos ojos. De cómo me mira y el mundo a mi alrededor desaparece. Sé que la única escapatoria posible es olvidar sus manos. Dejar de soñar sus caricias. Sé que debo dejar de recordar sus labios y la calidez de sus besos. Que debo prescindir de todo él. Y de su ternura. Y sé que todo esto es imposible. Porque cuando encuentras esa mirada que paraliza todo, lo demás deja de importar. Porque en el mundo existen tantas personas que coincidir con una ya es un milagro; y si, además, descubres que es perfecta para ti con todos sus defectos y virtudes, siento decirte, amigo mío, que ya estás perdido. Que por más que intentes, digas o hagas, no encontrarás una persona igual nunca más. Ni siquiera parecida. Cuando encuentras a tu persona perfecta ya no hay nada que pueda igualarla: esa es la magia.  Y magia es lo que provoca en mí cada vez que me mira...
A veces, a estas alturas de la vida, entre noches de insomnio y tardes de cafés, le daba por pensar. Volvía al bucle insano de pensar demasiado. De dar demasiadas vueltas a la vida. Volvía a estar triste. ¿Qué le pasaba a la pequeña princesa? Había abandonado la garra que la caracterizaba. Estaba a la deriva, vulnerable. Había perdido la guerra contra sí misma. Aquella en la que se juraba que nunca más volvería a llorar por idiotas. Porque por hombres nunca había llorado, pero por idiotas, mucho. Y volvía a mirar al techo buscando el error. Su error. La respuesta a aquello que hacía mal para que nadie apostase por ella. Sabía que era feliz así, sola, pero de vez en cuando también añoraba un hombro en el que apoyarse para ver una película un domingo cualquiera. De vez en cuando también es agradable escuchar un "te quiero" antes de dormir. Porque algunos días necesitamos que alguien más luche contra nuestros monstruos... Se preguntaba qué se sentiría al llegar a casa y encon...
Aquella mañana me desperté con un bonito recuerdo en la mente. Era un caluroso día de verano y brillaba el sol. En la paz de la tarde, y tras una mañana ajetreada, me hallaba tumbada boca abajo en la toalla. Mis dedos jugaban con la arena, y mi pelo mojado hacía resbalar gotas de agua de mar por mi mejilla. Estaba realmente sorprendida, no daba crédito a la situación. A mi lado tenía al ser más impresionante que he conocido nunca, en cuyos ojos brillantes veía mi reflejo embelesada. Me acariciaba con sus suaves manos y me besaba como nunca antes lo habían hecho. Besos pequeños, dulces. A montones, por todos lados. Y yo no salía de mi asombro... En uno de estos irresistibles roces, tuve que decírselo: "Eres raro".  A lo cual me miró mucho más asombrado que yo, preguntándome el por qué. "Eres raro. Das besos". Y tras escuchar esto se echó a reír. Un carcajada limpia y fresca que aún resuena en mi cabeza, con sus brillantes ojos y sus dulces labios. Seguramente estar...
Todo comenzó ese día, un lunes, 4 de noviembre de 1946. Me hallaba curando a un soldado herido de bala, que por desgracia había perdido una pierna y deliraba, pobre mío, gritando que asaltaban el convento. En ese momento llegaron noticias de que el buque mercante “Tacoma” echaba anclas en la cuidad. ¡Cuán alboroto se formó entre las chicas! ¡Todas querían ir al muelle a ver bajar a sus pasajeros! Reconozco que a mí también me invadió la emoción de ver caras nuevas tras tanta desgracia. Y como muchachita que era, soñaba con, algún día, conocer un apuesto marinero que tocara a mi puerta cuando volviera del viaje. Que me escribiera cartas de amor y me enviara flores desde la otra punta del océano. Sueños de chica joven nada cuerda, tan poco como para elegir ser sanadora en estos tiempos de locura… Y llegó el día. El esperado día de la llegada del buque a la costa. Mis compañeras andaban alborotadas terminando el trabajo y conversando sobre el atuendo que se pondrían para ...

8 MARZO, DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER

NO, hoy no quiero que me felicites. No quiero que me mires como a tu igual, HOY, por ser mujer en el día de la mujer. No quiero que el país se paralice por mis derechos un día en el año, cuando eso debería hacerse cada día. Es más, cuando esa diferencia ni siquiera debería existir. No quiero tener que decir que hoy estoy en huelga por ser mujer en el día de la mujer, que no voy a ir a trabajar ni que hoy no tenderé lavadoras, como cada día. Quiero ser libre todos los días del año. Quiero tener el mismo salario que tú desempeñando el mismo trabajo que tú, y en las mismas condiciones que tú, cosa que no es verdad porque, después de terminar mi jornada laboral, me queda la jornada de casa, que se me ha asignado sin preguntarme siquiera. Quiero poder ponerme la ropa que me dé la gana sin que tú, machista de mierda, interpretes que lo hago porque quiero tener algo contigo. Quiero poder irme a casa tranquila a las 6 de la mañana sin tener que preocuparme por si un coche se para en mitad del...
Había una vez una princesa, que quería encontrar un esposo digno de ella, que la amase verdaderamente. Para lo cual puso una condición: elegiría marido entre todos los que fueran capaces de estar 365 días al lado del muro del palacio donde ella vivía, sin separarse ni un solo día. Se presentaron centenares, miles de pretendientes a la corona real. Pero claro al primer frío la mitad se fue, cuando empezaron los calores se fue la mitad de la otra mitad, cuando empezaron a gastarse los cojines y se terminó la comida, la mitad de la mitad de la mitad, también se fue. Habían empezado el primero de enero, cuando entró diciembre, empezaron de nuevo los fríos, y solamente quedó un joven.Todos los demás se habían ido, cansados, aburridos, pensando que ningún amor valía la pena. Solamente éste joven que había adorado a la princesa desde siempre, estaba allí, anclado en esa pared y ese muro, esperando pacientemente que pasaran los 365 días. La princesa que había despreciado a todos, cuando vi...
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Tiene la facilidad de hacerme reír. Y aunque haya tenido el peor día de mi vida, tendrá esa palabra que me hará llorar de la risa, que hará de este tedioso día un bonito final. Infinita paciencia para escucharme y darme calma. Él, que es todo tranquilidad mezclada con un bucle de torbellinos en su cabeza... Tiene la habilidad de calmarme cuando lloro sin consuelo. De hacerme ver las cosas que no veo. De entrar en mi cabeza aun estando lejos. La virtud de hacerme sentir en casa con solo un abrazo. De hacerme soñar con el cálido sonido de su voz... Él. Y nadie más, ordena mi caos.
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Lo malo de ser un desastre es que pierdes cosas. Lo bueno es que las encuentras cuando menos te lo esperas. Eso es precisamente lo que ha pasado con este texto. Lo he encontrado de casualidad dentro de un libro, manuscrito, y me ha sorprendido leerlo. No sé cuando pude escribir esto, hace ya unos años, supongo. Me imagino a quien pudo ir dirigido por el libro en el cual se encontraba, pero es precioso: Supongo que el tiempo nunca estuvo de nuestro lado. Eres en mi mente el mejor hombre que he tenido la oportunidad de conocer. No me arrepiento de nada de lo que hemos tenido, y siempre ocuparás un lugar especial en mi corazón. Contigo todo es diferente: las palabras se deslizan con suavidad a través del espacio y de los días. Cuando te conocí, sentí que estaba destinada a ello, llámalo cursi o patético, pero contigo he aprendido muchos valores, y me has hecho crecer como persona. Me gusta recordar tu mirada, que habla por sí sola, y tu risa tan característica, que siempre es conta...
Y me acosté, con los ojos como platos y ni pizca de sueño. Quería decirle tantas cosas que no podía. Quería decirle que estaba enamorada de él, y que estaba dispuesta a mover cielo y tierra por ver su sonrisa cada día. Que era la única persona que quería tener a mi lado el resto de los días. Que quería viajar con él a París, Verona, Galicia, o a la cocina. Que no me imaginaba una vida sin él. Que quería ver sus ojos antes de dormirme cada noche, y abrazarlo cuando estuviera agobiado. Que quería sentir su piel cerca cuando tuviera un día malo... Quería decirle tantas cosas que sentía, pero sabía que no debía pronunciar en voz alta. Porque hoy en día el amor ya no existe, y todo lo que sea un poco complicado lo quitamos de nuestro camino...
Te libero de mí. De mi intensidad y de mis agobios. Te libero de mis llamadas continuas y de mis mensajes de buenas noches. De mi risa constante y las horas dándote la lata. De todo el impacto que pueda suponer en tu vida. Te dejo ir, libre. Con la seguridad de que serás feliz.  Te libero de mis sentimientos, de mi cariño y de mis pensamientos. De mis planes contigo. Te libero de mi futuro. Y de mi música. Y de mis viajes... Te libero de mí, aunque lo que más me duela en el mundo sea dejarte aquí. Sé que te irá bien, sabes como hacerlo.  Lloraré, por supuesto, pero siempre sale el sol tras un día nublado...

CARTA DE UNA ENFERMERA A LOS FAMILIARES DE PACIENTES CON ALZHEIMER

Créeme si te digo que sé lo duro que puede llegar a ser que tu padre no sepa quién eres. Que te sacrificas cada día por alguien que no te reconoce, a pesar de todo lo que os une. Créeme que me duele ver el temor en tus ojos cuando dejas a tu padre a nuestro cuidado. Sé que es un ser querido importante para tí, y por ello pongo todo mi empeño en cuidarlo.  Créeme si te digo que sé por lo que estás pasando. No es una enfermedad fácil de llevar y la impotencia te gana la partida los más de los días.  Créeme si te digo que no es fácil para mí llamarte para decirte que hoy también está gresivo, y que nos ha agredido de nuevo. De sobra sé que no es culpa tuya, ni pretendo que te sientas culpable: tu padre no es consciente de sus actos.  Créeme que entiendo tu enfado con nosotros cuando llamamos para llevarlo a casa antes de tiempo porque no podemos más, de sobra sé que aprovechas al máximo el tiempo que lo cuidamos para tus quehaceres y tener todo preparado para cuando l...
Sabía que merecía mucho más de lo que era ella. ¿Cómo no iba a saberlo? Si solo mirarlo a los ojos veías los colores más bonitos del arcoiris. Si solo observar sus manos podías ver el hogar soñado de cualquier mortal. ¿Quién era ella para anhelar todo aquello? Una pobre ilusa loca del coño. Un esperpento que no sabía lo que era la tranquilidad. Que soñaba a manos abiertas, pero de sueños no se vive. Quizás él mereciera mucho más, o menos, quién sabe. Quizás solo apareció en su vida para darle una lección. Y ya la había aprendido. Ahora debía dejarlo marchar. Abrirle poco a poco el camino para que siguiera su andadura. Esta parada sólo había sido una posada, y ya se había demorado más de lo debido...
Prometo guardarte siempre el caramelo más blandito.  Darte el trozo de manta más grande los días de frío. Acurrucarme en ti cada noche,  y no quitarte las sábanas. Prometo apoyarte en todo, contra viento y marea. Escucharte cada vez que sientas que el mundo no te entiende. Mirarte con cariño cada mañana,  y despertarme buscando tu sonrisa. Prometo darte cada noche un beso de la suerte,  y dormirme pensando en ti. No darte la razón cuando no la lleves,  y enfadarme cuando sea necesario. Prometo ser tu hombro cuando te encuentres derrumbado. Recorrerme el mundo por tí,  si es necesario. Darte la mejor versión de mí, y ser solo tuya. Prometo besarte con cariño cada día. Darte entero mi corazón herido, confiando en que lo cuides  como yo cuidaré el tuyo. Prometo ser la mejor compañera de vida  que puedas encontrar,  y tú. prométeme que llegarás.